21. Hermosa mía

 
      Se sentó ante el tocador, en su dormitorio, y se miró coqueta en el espejo. Se sentía orgullosa de su pelo casi blanco, largo y rizado, que un día fue de color azabache. Le gustaba pasar largos ratos cepillándolo porque le relajaba y le ayudaba a pensar en sus cosas...

Da mucho trabajo-pensó- pero a él le gusta tanto. Creo que fue una de las cosas que le enamoró de mí... Además- se miró de perfil- hay que reconocer que, a pesar de mis ños, me da un atractivo especial...

Oyó cerrarse la puerta de la calle y le llamó en voz alta.

- Pablo, Pablo...

Ya ha vuelto a marcharse sin decirme nada. Este hombre lleva un tiempo bastante raro. Está como ausente, yo diría que incluso está triste. Le hablo y no contesta, parece como si se hubiera quedado sordo... - siguió cepillándose el pelo-

...Bueno, sordo y ciego porque pasa a mi lado y ni me ve...Y de vez en cuando, como ahora, sale de casa y me deja aquí sin darme una explicación de a dónde va. Nunca me había tratado de esa manera. Pablo siempre ha sido un hombre muy cariñoso y detallista. Con cualquier excusa me traía una rosa- siempre una sola- y me abrazaba a traición- . Alguna vez incluso llegué a enfadarme con él, porque es muy sigiloso y me asustaba... bueno cosa de enamorados... y me tapaba los ojos y me decía... ¿Quién soy?.. Ya ves tú ¿quién soy? pues quien vas a ser, Pablo, mi Pablo... si estamos los dos solos en casa desde que las hijas se casaron y se fueron a vivir a Madrid. Y me olía el pelo y me besaba en el cuello y me acariciaba... y yo me daba la vuelta y me daba la flor... era como un ritual... y me abrazaba y... ¡bueno, bueno!-Suspira- ¡Que recuerdos!

... En fin, deben ser los años. De todas formas creo que le pasa algo... Ha cambiado.

Cuando vuelva tengo que hablar seriamente con él. ¿Es que estará enfermo?... No creo, me lo habría dicho. De todas formas está claro que no se comporta como antes...

...Además, le vengo observando y, a veces, cuando después de comer se queda dormido en el sillón habla como en sueños...Lo que pasa es que no he llegado a entender lo que dice...

...Y, cuando cree que no le veo, se queda mirando la fotografía del salón..., la que nos hicimos en el viaje de novios en Pontevedra, esa en la que me tiene tomada en brazos y yo estoy sonriendo y él hace un gesto-en broma- como si fuera una carga muy pesada... y la besa y se le cae una lagrimilla...No sé, no sé... este hombre está de un raro que... La verdad es que me tiene preocupada...

Se miró en el espejo y sonrió en un intento de animarse...

-Venga Luisa-se dice-, cepíllate el pelo, para que cuando venga-que traerá otra rosa- te encuentre guapa y te pregunte... ¿Quién soy?... Aunque ahora que lo pienso, últimamente tampoco me trae rosas... Tengo que hablar con él. Nosotros somos de mucho hablar. La verdad es que en los cuarenta años que llevamos juntos nunca nos hemos aburrido. Hemos tenido nuestros más y nuestros menos; Incluso hemos estado sin hablarnos...Si, sí, sin hablarnos... Bueno todo lo más dos o tres días, en que solo nos decíamos hola y adiós... ¡Qué mal lo pasábamos, que tontos!,... ¡qué lástima de tiempo perdido!...

...Pero enseguida uno de los dos rompía el hielo... "Bueno, ¿cuánto tiempo vamos a estar así...?"

Y el decía que si yo, y yo que si él... y al final nos abrazábamos, nos besábamos...

No podíamos aguantar el silencio, ni las malas caras...

...La verdad es que siempre hemos estado juntos y lo hemos pasado bien. "Donde vaya la soga irá el caldero, decía él..."- siempre estaba con refranes...

Cuantas tardes hemos paseado por la ciudad, cogidos del brazo, viendo escaparates y edificios antiguos... Recuerdo que yo siempre le decía- ¿Te imaginas, Pablo, la de historias que habrán vivido estas casas con tantos años como tienen...

...Los críos que habrán nacido en sus habitaciones, porque antiguamente se paría en casa, no como ahora que ¡hala, enseguida al hospital!,... y las risas y las celebraciones de santos y cumpleaños y las historias de amor... y bueno, también tragedias... y riñas de familia y gente que habrá muerto en su cama... porque para eso tampoco se iba al hospital, como ahora... En fin, si las casas hablaran... cosas de la vida...

-Pues aún estoy joven... -dice sonriendo, mirándose en el espejo mientras, lentamente, sigue su ritual... - yo me veo muy bien; madura, con algunas canas,- y se busca una—una, no muchas... se dice...

Pablo dice que soy hermosa. Y lo dice de una manera que, al final, consigue sacarme los colores... y repite, muy lentamente, mirándose al espejo, "H e r m o s a...."; Hermosa mía, me dice él. Suena muy bien. "Hermosa mía" -repite-Me encanta oírselo decir.

Bueno, ya está bien de acicalarse... Voy a preparar algo de cenar que son las ocho de la tarde y este hombre lleva todo el día por ahí y sin tomar un bocado-y dejó el cepillo y se fue para la cocina.

- ¿Dónde se habrá metido? -siguió reinando mientras cruzaba el comedor- Lleva todo el día fuera. En cuanto venga tenemos que hablar. Para mí que le pasa algo. Nunca había estado tanto tiempo fuera de casa desde que se jubiló. A ver si es que tiene algún lío.

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Oyó el ruido de la llave hurgando en la cerradura de la puerta de la calle y el golpe al cerrarse.

¡Ya está aquí!-pensó-

Iba a salir a su encuentro. A darle un beso, como tenía por costumbre, pero decidió esperar al oír el grifo del cuarto de baño... -Se está lavando las manos, ahora vendrá a la cocina-

-¡Pablo, Pablo! Vaya horas de llegar... Muchacho llevas todo el día fuera de casa...Tendrás hambre ¿no? Voy a poner la mesa...– pero no tuvo respuesta-

-No te digo yo que este hombre está raro- se dijo- y nerviosa, apagó el fuego y fue a buscarle...

Al llegar al dormitorio, le vio dejar una nota sobre el tocador. Pasó a su lado sin mirarla, ni decir nada y se fue hacia el salón...

Luisa, se acercó lentamente, retiró el cepillo del pelo que Pablo había puesto sobre la nota, y de pié comenzó a leer...

"Luisa, hermosa mía:

Sé que cuando, después de comer, me quedo dormido en el sillón, te acercas y me hablas. Oigo como un siseo. Como el aleteo de un pájaro en mi oído. No entiendo lo que me dices. No puedo escucharte, ni verte, pero sé que estás ahí, te presiento. Perdona si a veces se me escapa una lágrima... No te preocupes amor mío, estoy bien...

También hay veces, cuando entro en nuestro dormitorio, que juraría que estás en tu tocador y hasta creo oír el ruido del cepillo al peinarte... ¡Cuantos ratos buenos hemos pasado así; tú peinándote y yo sentado en los pies de la cama mirándote y hablando; haciendo planes...No te puedo ver, pero te huelo, huelo tu piel... Oigo tu respiración y hasta creo ver el aleteo de tu nariz al respirar. Siento que estás a mi lado y creo que si alargara la mano podría tocarte... ¡Ay, Luisa,... hermosa mía!

Sabes que habíamos hablado muchas veces de esto, sobre todo en los últimos días, y estábamos convencidos de que, aunque se juntara el cielo con la tierra, seguiríamos juntos....

A mí me hace gozo creer que, aunque no pueda verte ni oírte, sigues a mi lado y de que estás aquí por tu voluntad.

Si todo lo que escribo no es fruto de mi imaginación, ni de la desesperación y el dolor de estar sin ti, es que teníamos razón y hay lugar para la esperanza.

 

Espero verte pronto, hermosa mía.

 

Más allá del dolor y las heridas,

Pablo

 

 

Pd. Si lees esta nota, por favor, házmelo saber. Un beso.

 

 

Luisa, con los ojos llenos de lágrimas, comenzó a cepillarse lenta y suavemente el pelo mientras susurraba una melodía...Le gustaba aquella canción que Pablo escribió para ella hacía tiempo...

De vez en cuando, dejaba de cantar y repetía, en voz baja, como un mantra, mirándose en el espejo: -"Hermosa mía"... "h e r m o s a    m i a"....

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Después de cenar, Pablo estuvo leyendo un rato en el salón. Sobre las doce, cerró el libro, apagó la luz y, con la del pasillo como guía, se fue al dormitorio. Al acercarse, creyó escuchar que, dentro, alguien cantaba. Sonaba lejano, como un susurro, como el aleteo de un pájaro, y abrió la puerta...

Y al entrar, miró al tocador y los ojos se le iluminaron. Y sonrió y lloró a la vez como un niño mientras repetía una y otra vez: ¡Ay hermosa! ¡hermosa mía!..

Tenía muy buena memoria y recordaba perfectamente dónde habia dejado el cepillo del pelo de Luisa...y donde ahora estaba.    

                                                         

                                                                                                                                 Junio de 2.014