Enviado por isidro el
"Estoy al límite... en lo mas alto
bebiendo la vida a tragos...
necesito nuevas experiencias.
...Corre, corre, te espero
¡si la puerta se abriera....!
-¿Y ahora como sigo?... ¡Dímelo tú!
Llevaba un buen rato intentándolo, pero no había manera. Le resultaba imposible dar forma a alguna de las muchas ideas que se amontonaban en su cabeza. Una cosa era sentirlas y otra muy diferente convertirlas en la canción que trataba de terminar. Estaba hecha un lío; y no dominar la situación la ponía nerviosa.
Algo, como una sombra, cruzó la habitación y le pareció que se metía en el armario ropero. Aunque no era la primera vez que le ocurría, se sobresaltó. Tiró el bolígrafo y el bloc y de un salto se puso de pié y apagó la pletina.
Más de una vez había tenido esa sensación. Era como si alguien conviviera con ella.
-¿Mamá?
Oyó la voz de su madre desde el salón
-¿Qué pasa Verónica?
-Nada, nada....-y se tranquilizó.
Hacía tiempo que le ocurría. De pronto le parecía que había alguien junto a ella. Alguien a quién, en ocasiones, incluso podía oír respirar. Entonces el ambiente se volvía denso y entraba en un estado de excitación extraño. Después, sentía como sus ideas fluían y se ordenaban hasta convertirse en canción. Era como si le dictaran... Ella lo llamaba inspiración.
A sus veinte años, Verónica era una muchacha inteligente y bien parecida, que además de estudiar tocaba la guitarra en un grupo de rock pesado. No podía decirse que tuvieran mucha popularidad, pero a ella le daba lo mismo, sabía que tarde o temprano lo conseguiría. Lo raro de la música que hacían, y sobre todo las letras, le daba a la banda un estilo que agradaba a la gente joven, siempre dispuesta a nuevas experiencias.
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Todo había empezado la noche en que Juan, el cantante, llegó al ensayo acompañado de un muchacho alto y moreno que habla con acento sudamericano.
-Este es Rosendo, un amigo colombiano al que conocí el verano pasado en la playa. En su tierra cantaba en un grupo y... ya veréis...
El muchacho saludó sonriente. Era guapo y simpático, y cuando hablaba miraba directamente a los ojos. Pronto acaparó la atención de todos.
Ensayaron durante un par de horas y cuando salieron del local, fueron a tomar una copa. Charlaron animadamente y luego se despidieron hasta el día siguiente, en que quedaron en volverse a ver.
Juan y Rosendo se quedaron tomando la última copa y el resto del grupo salió a la calle y echó a andar....
-Es majo el tal Rosendo, ¿eh Verónica?
-Si, y además canta muy bien. Tiene facilidad y seguro que conecta con la gente... y menudo pico tiene...; por lo que cuenta, ha tenido que vivir a tope.
A Paco, el batería, le había impresionado. Con todo aquello de que había estado en grupos de primera fila y colaborando en discos de famosos en su país...
-¡Y no fuma, ni bebe!...como otros. ¡Ni cosas que me callo!-rió José, el del bajo.
-Oye, es verdad. Un tío como este-dijo Paco- que ha corrido medio mundo y no..., bueno ya me entendéis. ¿Habéis visto que medallón tan raro lleva colgado al cuello?, y ¿qué mirada tiene? Te ha impresionado, ¿eh, Vero?
-Es que parece que te atraviesa con los ojos...
-La verdad-dijo José- es que a todos nos ha dejado un poco... ¿y eso que dice de que tiene "poderes"?...
-¡Bah!, yo creo que eso de que antes de actuar, hace una meditación y conecta con el más allá y tal..., es una gilipollez...; si no sabes tocar, por mucho que medites y te conectes...
-No digas tonterías, Paco-Verónica salió en su defensa-¿No te has bebido tú dos o tres whiskys y te has pegado un "petardo" antes de salir a tocar..., y luego, como estabas "medio volao", las cosas han salido mejor...? ¿O es que ya no te acuerdas?..
-Si- se defendió Paco-, pero para mí que este tío anda metido en cosas de magia, vudú o algo de eso...De todas maneras allá él.., pero si; como dice Juan está sin trabajo, podía echarnos una mano en lo del grupo. ¡Ya habéis visto como canta!..., se pone un poco raro- y hacía gestos tratando de imitarlo-; pero... ¡Joder!..
-Si, pero ¿y Juan?, ¿Qué hacemos con él? Es un tío majo.
-Pues que canten los dos-dijo José- no sería el primer grupo con dos cantantes.
-Eso es verdad...Bueno, ya veremos. Hasta mañana, muchachos.
Se despidieron y por el camino hacia casa, Verónica no hacía más que darle vueltas a lo de Rosendo. Era guapo y tenía gancho, y además... esa mirada.
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A los quince días, el grupo había dado un cambio radical. Juan había cogido un virus que los médicos no conocían y estaba en la cama con cuarenta de fiebre y, al parecer, iba para largo.
Rosendo, que le había sustituido, se había convertido en el líder. Componía, cantaba y dirigía. La prueba era como sonaba el grupo.
Además, estaban aquellas sesiones de meditación que hacían antes de ensayar. Era como si alguien desde dentro les dijera lo que tenían que hacer y como hacerlo.
Poco a poco habían aprendido a relajarse, a dejar su mente en blanco. Ya no necesitaban beber, ni tomar nada para hacer que la banda sonara tan bien..., solo dejarse llevar por aquella voz interior.
Rosendo les había enseñado, en poco tiempo, más de lo que ellos hubieran sido capaces de aprender por si mismos en toda su vida..." Dejaros llevar por aquel que sabe..."-les decía-. Su sabiduría entrará en vosotros y nunca os abandonará...Es poderoso...y quiere ayudaros... El os enseñará a utilizar las fuerzas del Universo en vuestro favor....
Cogidos de la mano, después de pedir consejo a sus espíritus guías en una sesión de "oui-ja", habían prometido seguir juntos y obedecer a quien les dirigía... Los espíritus habían dado señales de estar presentes, la mesa se había movido y en el cassette desenchufado había sonado músico de Guns & Roses... En aquel momento, todos hicieron un pacto.."Obedecerían a Rosendo..., a cambio ellos recibirían mucho más..., conocimientos, fama... todo.
Cuando terminó la sesión, se pusieron a ensayar. Sonó como jamás soñaron, al menos eso les pareció a ellos. Estaban entusiasmados.
A Verónica le inquietaba la transformación de había sufrido Rosendo, sus ojos... y esa sensación extraña, como si alguien hubiera entrado dentro de ella. Luego fueron las voces... Al principio solo las oía cuando estaba tocando, pero ahora no cesaban aunque desenchufara su guitarra. La acompañaban a todas horas. ¡Haz esto!, ¡No hagas aquello! Cuando estaba sola, era como si notara una presencia física a la que, en ocasiones, hasta oía respirar.
Antes no quiso darle importancia, pero ahora estaba asustada. Veía cosas, como aquella sombra que hacía unos instantes habría cruzado la habitación y se había metido en el armario... ¿es que estaría volviéndose loca?-se preguntó.
Sabía que sus padres estaban preocupados. Se había vuelto poco habladora, casi inaccesible. No estudiaba ni tenía interés por nada que no fuera la música y las ciencias ocultas; y cuando su madre abordaba, aunque fuera de refilón, el tema de su cambio de comportamiento, ella lo achacaba a que estaba teniendo experiencias nuevas y tenía que aprender, y daba por zanjado el asunto diciendo que no la comprendían....
Desde que empezó todo aquello, había hechos unas cuantas canciones. Las primeras salían solas, no tenía más que coger el bloc y el bolígrafo y allí estaban..., y además eran buenas... Después, todo había ido a peor, como esa tarde en que estaba dándole vueltas y no había manera de sacar nada en claro. Era como si alguien le hubiera metido dentro de la cabeza una lavadora que se pasara el día centrifugando..., no podía pensar y, si trataba de centrarse, el resultado era... ¡una mierda!..., solo canciones macabras, tristes y destructivas... Por mucho que lo intentaba, no era capaz de hacer o decir algo con sentido y sentimientos..." ¡No es que no quiera hacerlo, mamá!.., ¡es que no puedo!" le había dicho a su madre, cuando había encontrado alguna letra y después de leerla le había reprochado el texto... ¿Y si le decía a su madre que necesitaba ayuda?
-¡No!, se sorprendió de la respuesta que acababa de escuchar en su cabeza... ¡Ni se te ocurra! ¡Que sabe ella de esto!... ¡Acaso crees que lo entendería!
Lo que en un momento fueron sugerencias ahora eran órdenes y debía acatarlas sin rechistar o volverían aquellas pesadillas, los dolores de cabeza y los pensamientos de destrucción. No había salida. Quizás-se consolaba pensando- un día, igual que vinieron, desaparecerán.
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Las relaciones en el grupo eran tensas. Rosendo se había convertido en un dictador. Por cualquier cosa se enfadaba, incluso maldecía... Poco quedaba de aquel muchacho moreno, amable y sonriente..., ahora, los tenía dominados y asustados.
-¡Dile a tu madre, que deje de rezar!, ¡Me oyes!... ¡Ahora no eres su hija...! ¡Eres mía!
A veces le parecía que esa voz luchaba con otra, dentro de ella. El resultado era nefasto..., la cabeza le explotaba.
Solo se sentía mejor cuando aquella pequeña luz brillaba en el cabecero de su cama. No sabía lo que era pero le tranquilizaba y notaba cómo las voces cesaban... Solo entonces podía dormir.
Una noche, después de dar mil vueltas en la cama, atormentada por las voces, sintió, de repente, como si le arrancaran algo de dentro... Notó un dolor muy fuerte en el pecho y se desvaneció... Creyó que había muerto...
Un líquido negro, como petróleo, empezó a salir de su nariz y vomitó cieno..., después se sintió flotar.
Desde arriba, pegada al techo de su habitación, vio su cuerpo tendido en la cama. Tenía una sonrisa en los labios y, cosa extraña, su cara reflejaba una gran paz.
Se paseó, como si volara, por la habitación y se dio cuenta de que, como casi todas las noches en los últimos meses, la luz del salón estaba encendida... "Alguien, sin duda, se había olvidado, otra vez de apagarla"- pensó- y se dirigió hacia allí...
Cuando abrió la puerta, empezó a llorar... Sus padres y sus hermanos estaban de rodillas y cogidos de la mano, mientras una gran luz lo iluminaba todo...
Desde el quicio de la puerta, Verónica, aún llegó a oír aquella profunda y dulce voz...
"Vuestras oraciones han sido escuchadas...Verónica es libre. Contad a la gente lo que habéis visto "
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Pedro, terminó de leer lo que su mujer, cuando tenía veinte años, había escrito....
-Verónica... ¿De verdad fue así...?
-Si. Anda juega un rato con tu hija mientras preparo la cena...
-Entonces... ¿existe?
-¡Existen!...
-¿Y no vas a decir nada más?
-¿Es que te parece poco...?
© isidromartínezpalazón. Febrero 1996
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